Las esmeraldas son caprichosas y sabias, quizás porque guardan secretos y deliberan a su antojo a quién confesarlos. En el occidente de Boyacá y a seis horas de Bogotá, hay un municipio que se proclama como la Capital Mundial de la Esmeralda, allí todos tienen diferentes interpretaciones de las confesiones que esta piedra preciosa les ha contado.

Esa tierra se llama Muzo, un lugar que abre sus puertas al turismo a través del Museo Internacional de la Esmeralda, del mirador Paz, Dios ve todo y del naciente tour de esmeraldas. Muzo fue un territorio donde la Guerra Verde y el narcotráfico de hace unos 30 años fueron suficientemente hostiles para que los niños muceños olvidaran qué se sentía jugar en las calles de su pueblo después de las 5 de la tarde.

Fuente: El Tiempo

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