Esa tierra se llama Muzo, un lugar que abre sus puertas al turismo a través del Museo Internacional de la Esmeralda, del mirador Paz, Dios ve todo y del naciente tour de esmeraldas. Muzo fue un territorio donde la Guerra Verde y el narcotráfico de hace unos 30 años fueron suficientemente hostiles para que los niños muceños olvidaran qué se sentía jugar en las calles de su pueblo después de las 5 de la tarde.
Fuente: El Tiempo