En una comunicación el director del RAPE, Fernando Flórez, propuso una mesa interinstitucional que diseñe e implemente, un plan de resolutorio de esta situación, que en forma recurrente, pone en serio riesgo la estabilidad económica del empresariado regional, dependientes del abastecimiento proveniente de esta importante despensa.

De acuerdo con la Gobernación del Meta y la Cámara de Comercio de Villavicencio, los cierres ocasionan largas esperas que aumentan los costos de transporte y afectan la calidad de los productos, en especial los del sector avícola, que cuenta con más de 86 granjas ubicadas en los Llanos Orientales.

Un cierre de 24 horas ocasiona pérdidas millonarias a los palmicultores de la región, quienes dejan de movilizar alrededor de 1.500 toneladas de aceite, equivalentes aproximadamente a $2.900 millones de pesos.

Los ganaderos también sufren un impacto. Se estima que aportan alrededor del 50% del cerdo y el 65% del ganado bovino que se consume en Bogotá, ciudad hacia donde se movilizan 600.000 cabezas de ganado al año, es decir, un promedio de 1.700 por día. Según datos reportados por Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), diariamente se presentan pérdidas que ascienden a los $4.000 millones, con graves afectaciones a la competitividad regional.

En el sector transporte, son igualmente graves las pérdidas a raíz de la disminución de flujos vehiculares que oscila entre el 65% y 90%, según COVIANDES. Así mismo, el transporte de pasajeros intermunicipal evidencia una afectación de cientos de millones de pesos.

Los constantes cierres viales también impactan el turismo, que es una de las apuestas de desarrollo regional más importantes del Departamento del Meta y la Orinoquía. Según la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (COTELCO), los bajonazos en el gremio hotelero del departamento iniciaron una vez se registró la tragedia en el puente de Chirajara, disminuyó la ocupación hotelera en un 90%.

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