El humedal El Silencio, un espejo de agua que durante años permaneció invadido de maleza y pasto que lo tenían sin oxigeno y a punto de desaparecer, muestra hoy una nueva cara tras una intervención a fondo realizada por la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima.

Allí habitan aves como garzas de ganado, garzas grandes y el gallito de ciénaga, así como la tortuga morrocoy, y los peces tucunare y bocachico.

“Estuvo colmatado, invadido de pasto, maleza y plantas acuáticas”, dijo Valerio Briñez, líder comunal, quien agregó que “ha sido la casa” de muchas especies en el norte del Tolima.

La laguna, ubicada en la vereda El Rano, municipio de Mariquita, Tolima, había perdido su brillo por una invasión de macrófitas o plantas acuáticas que propiciaron el crecimiento de pasto hasta cubrirla totalmente. Esto generó cambios en su diversidad afectando las especies de flora y fauna silvestres que allí habitan.

En el plan de recuperación fueron invertidos más de 300 millones de pesos en ese humedal que tiene más de 7 hectáreas.

Olga Lucía Alfonso, directora de Cortolima, afirmó que también se realizó el aislamiento de 4.8 kilómetros de ronda hídrica “con lo que los principales beneficiarios son la flora y la fauna de la región”.

“La recuperación del espejo de agua fue una tarea difícil, un esfuerzo grande con apoyo de la Junta Comunal de la zona y la gobernación del Tolima que suministró volquetas para el retiro de todo el material extraído”, dijo la funcionaria.

En su recuperación se invirtieron recursos económicos, humanos, logísticos y técnicos para salvar este importante activo ambiental. Se realizó extracción de plantas acuáticas, limpieza de vegetación marginal y conservación de la fauna y flora.

Este tipo de ecosistemas son altamente productivos porque se convierten en reguladores del ciclo del agua y el clima, pero también promueven la diversidad biológica y proveen de hábitat, alimento y refugio a diferentes especies de animales.

 

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