Bajo el frío que caracteriza los páramos de aquellas tierras boyacenses, se levanta todas las mañanas Carlos Julio Cruz, un campesino nacido y criado en la vereda Los Corales en el municipio de Tota y es amante de la agricultura y la naturaleza.
A sus 78 años Don Julio siente que ya es momento de retirarse, por eso, le transmite a sus dos hijos el conocimiento de la tierra y los cultivos que a través de los años le proporcionaron sus ancestros.
Cada mañana, antes de que el sol se asome por el este, Carlos se levanta a darle de comer a su ganado y a revisar sus cultivos de papa, que cada tres meses dan su cosecha, pero que día tras día requiere de un trabajo arduo.
Con sus manos, que muestran las marcas del trabajo en el campo, también abraza a su esposa, una mujer, que como él dice, “es una berraca para trabajar”, una mujer que trabaja incansablemente, una mujer de esas que ya no se ven.
Recuerda que, en su niñez, en su vereda ubicada en el complejo de páramo Tota – Bijagual -Mamapacha y en donde ha vivido durante toda su vida, se veía abundancia de agua y más diversidad de especies de fauna y flora; pero hoy, ya no es igual.
Con el pasar de los años, manifiesta Don Julio, la intervención del hombre ha causado la aceleración del deterioro ambiental; por ello, en vista de que su hogar y su páramo se están destruyendo, decidió unirse al ‘Proyecto Páramos’, una iniciativa de la Región Central que busca conservar y restaurar los ecosistemas de páramo que son los que regulan los flujos de agua.
“Con mi familia tenemos ganas de trabajar para cambiar las cosas en el campo, por buscar diferentes formas de cultivo que nos ofrezcan la posibilidad de cuidar nuestra tierrita, por eso nos interesa este proyecto, porque creemos que nos puede ayudar a cuidar el agua y el campo”.
Así como Carlos Julio, muchos de sus grandes amigos quieren contribuir al mejoramiento y conservación de los páramos, una oportunidad que aporta al desarrollo del proyecto que hoy va dirigido aquellas familias que quieren ver nuevamente su ecosistema abundante, con los colores verdes que lo representa y sus afluentes de fuentes hídricas.
Desde la Región Central, hoy le decimos sí se puede a Carlos Julio, le decimos sí se puede a la naturaleza, pero, sobre todo, le decimos sí se puede a la transformación de los páramos.