Ubicado en el municipio de Pacho, aquí crecen 143 especies de árboles, en su mayoría nativas. Además de ser un espacio de conservación, el Jardín Botánico Forestal es un centro de educación e investigación vital para la protección de los recursos naturales del departamento.
Desde hace más de 25 años, el ingeniero forestal Rafael Sierra se ha dedicado a la conservación y restauración de especies forestales nativas del municipio de Pacho, ubicado en la provincia de Rionegro, Cundinamarca. El año pasado, su proyecto se convirtió en el Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca, un centro de investigación y educación vital para la protección de los bosques del departamento y de sus servicios ecosistémicos.
Sierra explicó que Cundinamarca cumple un rol importante en términos ambientales debido a que cuenta con una diversidad altitudinal muy amplia: desde los 150 metros de altura en el valle del río Magdalena hasta los 4.150 metros en el páramo de Sumapaz, la fábrica de agua más grande del mundo. Cundinamarca también alberga los páramos de Chingaza, Guerrero y Cruz Verde, considerados estratégicos para la provisión de agua de las poblaciones del centro del país.
Por su parte, Claudia López, bióloga de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca, advirtió que el departamento tiene ecosistemas acuáticos y terrestres que albergan una riqueza en fauna y flora incomparable. “La diversidad va desde páramos con diferentes tipos de vegetación como pajonales, frailejones, matorrales, chuscales, bosques achaparrados y vegetación de pantano o acuática; hasta bosques de niebla, el bosque andino, la sabana de Bogotá, el bosque húmedo tropical y el bosque seco tropical en la cuenca del Magdalena. Todos son ecosistemas ricos en una biodiversidad necesaria para la producción de agua y otros recursos vitales”.
La presión de las actividades productivas sobre los bosques de Cundinamarca redujo de manera significativa los servicios que prestan estos ecosistemas, como el abastecimiento de agua, la fertilidad de los suelos y la regulación climática, entre otros. Además, agudizó fenómenos como el de la deforestación, la ganadería extensiva y la sobreexplotación de los recursos naturales.
Precisamente, el Jardín Botánico Forestal de Pacho se ha proyectado como una estrategia de recuperación de los bosques andinos. A través del cumplimiento de sus tres ejes de trabajo (conservación, educación ambiental e investigación), impulsa la propagación de especies nativas y el compromiso de la comunidad a través de actividades como visitas guiadas, avistamiento de aves y el enriquecimiento de las colecciones vivas de diferentes especies.
“Cundinamarca es probablemente la región del país que tiene la mayor cantidad de estudios y en donde mejor se conoce la situación en términos de inventarios de flora, pero también es en la que menos se realizan acciones que compensan la extracción de productos y servicios ambientales súper explotados”, explicó Rafael Sierra, y agregó que por eso, una de las principales acciones del Jardín es incentivar la investigación y la recuperación de todas estas especies forestales que se han ido perdiendo por la intervención territorial.
Hoy, el Jardín cuenta con poblaciones de 143 especies de árboles y arbustos, en su mayoría nativas, de las cuales el 7 por ciento son endémicas o se encuentran en un estado vulnerable o de amenaza. Las especies más representativas son el roble, roble negro, molinillo, pino romerón, amarrabollo, pino chaquiro, pino hayuelo, abarco de río y caoba.
A pesar de que existen muchas instituciones que trabajan por la conservación y protección de este lugar, los esfuerzos siguen siendo escasos –agregó Sierra–, por lo que “el Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca se plantea como una pequeña semilla que está empezando a germinar”, sobre todo en temas de investigación aplicada a la educación ambiental y a la sensibilización. El propósito es que las futuras generaciones puedan disponer del material reproductivo para continuar con la ejecución de los planes de restauración y compensación forestal.
Colección de especies
Aunque el Jardín Botánico Forestal prioriza la colección de especies representativas del bosque de Cundinamarca, incluye otras categorías importantes. Una de ellas es ‘especies especiales para la conservación’, que incluye a las que están catalogadas como amenazadas o “raras” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y también las especies endémicas de la Región Andina.
Así mismo, se han logrado identificar 71 ‘especies forestales multipropósito’ que están clasificadas como maderables y no maderables; y para la categoría de ‘epífitas’, el Jardín cuenta con una infraestructura y la experiencia en el trabajo de laboratorio in vitro, fundamental para su colección y estudio.
Otra de las categorías principales es la de ‘palmas’, debido a que estas crecen en casi todo el territorio colombiano, desde las costas hasta las altas montañas. Por eso, el proyecto tiene como objetivo fomentar la propagación y el conocimiento silvicultural de las palmas de alta y baja montaña que crecen en Cundinamarca.
A través de la última categoría, el ingeniero forestal y su equipo buscan resaltar las especies forestales potenciales que son de otras regiones, sobre todo las que son emblemáticas a nivel económico, ecológico y cultural.