Colombia lleva muchas décadas discutiendo la distribución de poderes entre el centro y las regiones, y aunque parece una utopía, en la medida que pasa el tiempo, parece más urgente fortalecer las capacidades y la autonomía de los entes territoriales.

Por: Ricardo Agudelo Sedano

La reciente finalización de la Misión de Descentralización, coordinada por Darío Indalecio Restrepo Botero, tras un exhaustivo análisis de la estructura administrativa y fiscal del país, ha presentado conclusiones y propuestas que, de ser implementadas, podrían transformar significativamente la distribución del poder y los recursos en Colombia. Sus recomendaciones buscan no solo fortalecer la autonomía de los entes territoriales sino también promover una verdadera equidad regional, esencial para el desarrollo sostenible y equilibrado de nuestra nación.

Es necesaria una redistribución más justa de los recursos nacionales. Actualmente, existe una marcada disparidad en la asignación de fondos, con regiones periféricas recibiendo una porción significativamente menor del presupuesto en comparación con las áreas más urbanizadas y desarrolladas. Esta desigualdad perpetúa un ciclo de pobreza y subdesarrollo en muchas regiones, limitando sus oportunidades de progreso y contribuyendo a un desequilibrio socioeconómico que afecta a todo el país.

Entre las recomendaciones destacan la creación de varios fondos específicos, diseñados para abordar las desigualdades y necesidades particulares de las regiones. En este contexto, las Regiones Administrativas y de Planificación (RAP) juegan un papel crucial para avanzar hacia una descentralización efectiva y de equidad regional.

La Misión de Descentralización ha propuesto la creación de los fondos de: Equidad Regional, Infraestructura Regional, Innovación y Desarrollo Productivo, entre otros. Estos fondos tienen el objetivo común de redistribuir recursos de manera más equitativa y fortalecer las capacidades locales.

Las RAP, como la Región Administrativa y de Planeación Especial (RAP-E) en el centro del país, son esenciales para coordinar y planificar el desarrollo regional de manera integral. Estas entidades permiten una gestión más eficiente de los recursos y promueven la asociatividad entre los departamentos, facilitando la ejecución de proyectos de gran envergadura que benefician a múltiples territorios. Por ejemplo, la RAP-E ha implementado programas y proyectos en torno a la seguridad hídrica y el abastecimiento alimentario, que no solo pretenden garantizar el agua y la comida por muchos años o fomentar el turismo y el deporte, sino que también impulsan el desarrollo económico regional y mejoran la calidad de vida de los habitantes.

La descentralización efectiva implica que las regiones puedan gestionar sus propios recursos y definir sus prioridades de desarrollo. Las RAP juegan un rol fundamental en este proceso, actuando como intermediarios entre el gobierno nacional y los entes territoriales, asegurando que las políticas y los recursos se alineen con las necesidades locales. La coordinación regional también permite una mejor planificación y ejecución de proyectos de infraestructura, educación, salud y protección ambiental, que son vitales para el desarrollo sostenible.

Es urgente la creación de un sistema de planificación regional coordinado y, la transferencia de competencias y funciones del Departamento Nacional de Planeación hacia las RAP. Esto sería una respuesta certera a la gestión de las regiones que trabajan de manera aislada, lo que conduce a esfuerzos fragmentados y, a menudo, duplicados. Esta estrategia permitiría la integración de las políticas y proyectos regionales, optimizando el uso de los recursos y fomentando el desarrollo de corredores económicos y de infraestructura que beneficien a múltiples departamentos simultáneamente.

Las RAP son clave para la descentralización y la búsqueda de equidad regional en Colombia. La implementación de los fondos propuestos, junto con una gestión regional coordinada y eficiente, puede transformar significativamente el panorama socioeconómico del país. Es fundamental que tanto el gobierno nacional como los entes territoriales trabajen juntos para aprovechar esta oportunidad histórica y construir una Colombia más justa y próspera.

Fuente: El espectador

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