Bogotá y buena parte de Colombia, enfrenta el racionamiento de agua por el fenómeno de El Niño, y la crisis podría empeorar. Desde la RAP-E proponemos reactivar la CACSSE y declarar el Estado de Emergencia para mitigar la crisis energética y de agua. Es urgente acelerar proyectos de transición energética, fortalecer las alertas tempranas y fomentar una cultura del ahorro de agua para enfrentar este desafío con unidad y conciencia.

 Por: Ricardo Agudelo Sedano

Desde 1992 cuando el país enfrentó un intenso y prolongado fenómeno de El Niño que provocó la crisis energética más implacable en la historia, Colombia no había registrado un momento de incertidumbre frente un posible apagón. Hoy se está configurando una tormenta que puede apagar los reflectores del sistema eléctrico colombiano.

El fenómeno de La Niña que según la predicción climática Ideam, estaba previsto para el primer y segundo trimestre del año, no llegó. Esto produjo una alarmante sequía en los embalses que es motivo de preocupación nacional. Los aportes hídricos están –aproximadamente- en un 36 %, muy por debajo de la media, y el nivel agregado de los embalses en un 54, 52 %, este porcentaje indica que estamos un 24 % por debajo del promedio histórico.

Según la firma XM, responsable de la operación del Sistema Interconectado Nacional (SIN), el 30 de noviembre es la fecha límite para llevar el embalse agregado a un nivel cercano a la senda de referencia que permita afrontar el verano 2024 – 2025 sin afectación a la prestación del servicio.

A pesar de que las lluvias aparecen de manera intermitente, la evolución en los embalses es mínima. Sin embargo, el Ideam prevé que las lluvias entre octubre y noviembre asciendan a su pico más alto y se aleje el fantasma del racionamiento.

A lo anterior se suma la difícil situación financiera por la que atraviesan las empresas prestadoras del servicio de energía, estas aseguran que se les adeuda 1.7 billones de pesos por concepto del subsidio al consumo de los estratos 1,2 y 3. Sin duda, el ‘estrés hídrico’ se convirtió en el ‘Florero de Llorente’ entre el Gobierno Nacional y el sector energético.

El gobierno le apuesta a impulsar Comunidades Energéticas que generen, usen y comercialicen eficientemente energía a través de fuentes no convencionales de energías renovables. Aunque pueden ser una solución que no solo mejore la cobertura, sino que además democratice el servicio, el proyecto apenas está en una fase de exploración técnica y de avanzada social. Es decir que falta tiempo para que se vea la luz al final del túnel.

Lo cierto -por ahora- es que la medida de racionamiento se puede decretar entre enero y marzo de 2025. Por eso, desde la RAP-E Región Central, entidad que integra a Bogotá D.C., Cundinamarca, Boyacá, Meta, Tolima y Huila, pero que además alberga a seis embalses, proponemos la necesidad urgente de reactivar la Comisión Asesora de Coordinación y Seguimiento a la situación energética (CACSSE).

Igualmente, declarar el Estado de Emergencia que permita avanzar con soluciones integrales para evitar la crisis energética y, además, conjurar la difícil situación de racionamiento de agua por la que atraviesa Bogotá. Este es el momento de avanzar con evidencia científica, pensar en la sed de la gente y trabajar unidos por el agua.

Tres, diseñar mecanismos institucionales que permitan facilitar los procesos regulatorios y se pueda agilizar la aprobación y ejecución de proyectos que a mediano plazo se consoliden como puentes de transición energética en Colombia.

Cuatro, fortalecer el sistema de alertas tempranas en los territorios para que se identifiquen –a priori-, las problemáticas y necesidades, y puedan ser atendidas con celeridad por el Sistema Nacional Ambiental.

Por último, y no menos importante, la puesta en marcha de campañas asociadas a una cultura por el agua que propenda por la reconfiguración de normas y valores sociales en pro del ahorro, cuidado y consumo responsable. Estamos en una carrera contra el tiempo y todos debemos asumir una actitud proactiva. Llegó la hora de la cohesión social y la conciencia colectiva que ponga el agua en el centro del debate, pero especialmente que la ponga en el corazón de la vida.

Fuente: El espectador

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