A 128 kilómetros de la capital del departamento del Meta, se encuentra ubicado el municipio de Lejanías, llamada la capital frutícola, turística y de la abundancia, que en el pasado fue duramente golpeada por el conflicto armado entre el gobierno y las extintas Farc, pero que tras la firma del Acuerdo Final para la paz en el 2016, retornó la esperanza y la belleza a este territorio para convertirlo además en un lugar turístico, de pedagogía, de tecnologías amigables con el medio ambiente, de paz y de arraigo por la región.
Juan Carlos Pinilla, técnico acuícola, piscicultor, agricultor, campesino y miembro de la Asociación de Familias Saludables y Emprendedoras de Lejanías – AFASYEL, emprendió hace 28 años un proyecto llamado ‘Piscícola del Ariari’, situado en este municipio, en la Finca Santa Ana, del corregimiento de Cacayal, vereda Las Margaritas, con el que hace 5 años se maneja un proceso de integración social con niños, niñas y adolescentes, en el marco de la paz estable y duradera.
Allí Juan Carlos, sin apoyo gubernamental, únicamente el de la familia y amistades cercanas que se suman a esta iniciativa, realiza la labor de enseñar a los estudiantes de los colegios de la región a identificar los peces de la llanura, sembrar en ellos el valor por el trabajo del campo, perder el miedo a las nuevas tecnologías y preservar el medio ambiente, tarea que ha cautivado a las instituciones educativas, padres de familia y comunidad en general, que tan solo en los últimos meses ha recibido la visita de más de 300 estudiantes.
Al respecto, ha dicho Juan Carlos que se siente entusiasmado y ve en la niñez el reflejo del futuro y una forma segura de construir paz desde lo social, lo ambiental y lo empresarial, además, puntualizó:
“Nosotros pensamos hacer desde aquí un tema educativo, pedagógico de acceso a las tecnologías. El Campesino no le debe tener miedo a la máquina, no le debe tener miedo a la tecnología, hay que prepararse y lo que yo hago es piscicultura que en su mayoría es un sistema cerrado, pero que aquí está abierto a ellos, en otras partes cobran la entrada, pero yo no, porque yo creo que eso es un pequeño aporte a la construcción de paz, ahí está la verdadera transformación de una sociedad”.
Volviendo al proyecto, ha sido merecedor de varios reconocimientos y concursos, por mencionar uno, este año ganaron la convocatoria ‘A Ciencia Cierta’ del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, por su labor de integrar los conocimientos en el agro con las nuevas tecnologías.
“Antes uno de los factores que tocaba tener en cuenta era el factor armado, hoy en día este factor pasa a un tercer plano, hay que contar con la parte de conocimiento, mirar el apoyo gubernamental para hacer crecer la actividad agropecuaria”, expresó Juan Carlos.
Y es que, un día de conocimientos en la finca Santa Ana, para un estudiante, consiste en aprender de piscicultura tradicional y moderna, a pescar en anzuelo y atarraya, actividades lúdicas sobre las charlas escuchadas, premios sorpresa, y observar cómo se integra la tecnología con el campo para hacerlo productivo, pero sobre todo, respetuoso del medio ambiente en el que habita, ya que don Juan Carlos también está trabajando en la elaboración de un concentrado orgánico basado en sobras de plantas como el matarratón, sobras de cosechas como la guayaba, con base de maíz y soya, que por ahora lo usan localmente, pues para hacerlo masivo requieren de máquinas que les hace falta.
Por lo anterior, Piscícola del Ariari, nombre con el que también aparecen en una página de Facebook que crearon para que los visiten, conozcan y compartan lo que allí se lleva a cabo, es hoy un referente de transformación social en el sur del Meta, con el que se evidencia que con la paz llegaron además nuevos retos para las comunidades como el ¿Qué hacer para materializar proyectos productivos o fortalecer los existentes?
“Hoy en día el campesino de estas regiones se acuesta a descansar, no se acuesta con miedo., recuperó el deseo de crecer en el territorio, se firmó la paz, que es deslegitimar el conflicto, ahora entremos nosotros a construir” lo ha reiterado Juan Carlos.
Por otro lado, mencionó que aparte de la labor social con los estudiantes, están a la orden para recibir a turistas y locales con una propuesta gastronómica de cachama asada en hoja de plátano, un plato que con apoyo de la administración departamental quedó establecido como ‘Plato Típico Tradicional para la Región de Lejanías’.
Finalmente, vale también la pena resaltar dos cosas alrededor del proyecto Piscícola del Ariari, la primera, que así como este hombre, cientos de campesinos han vivido en paisajes exuberantes, antes paraísos ocultos, hoy lugares de crecimiento turístico, cultural e intelectual, y la segunda, que gracias a estos espacios pedagógicos y temáticos se abre la posibilidad a una enseñanza más directa y amena para niños, niñas y adolescentes, por lo tanto, lugares como la finca Santa Ana se convierten en semilleros de conocimientos que valen la pena ser reconocidos y apoyados.