• En la vereda Olarte, localidad de Usme (Bogotá), organizaciones comunitarias, entidades ambientales y autoridades regionales desarrollaron una jornada de concertación para avanzar en el proyecto ‘Ordenamiento alrededor del agua y adaptación climática en el paisaje Chingaza – Sumapaz – Guerrero – Guacheneque’ (Fase I), una iniciativa conjunta del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible a través del Fondo para la Vida y la Biodiversidad, Conservación Internacional, la Gobernación de Cundinamarca y la RAP-E Región Central.

Bogotá, D. C., 11 de noviembre de 2025. La vereda Olarte de la localidad de Usme en Bogotá, fue escenario del Taller Local para el Diálogo Social Urbano–Rural, un espacio clave para promover la planificación territorial con el agua como eje articulador.

Durante la jornada, la comunidad participó activamente en espacios de reflexión, actividades lúdicas y mesas de trabajo orientadas a identificar retos y oportunidades en torno al ordenamiento territorial con el agua como eje fundamental.

La profesional del Eje de Sustentabilidad Ecosistémica y Manejo de Riesgos de la RAP-E, Patricia Téllez, explicó que este ejercicio permitió comprender cómo el diálogo se transforma en distintos contextos y cómo la comunidad construye colectivamente soluciones. “El taller sirvió para intercambiar experiencias sobre la manera en que un mensaje circula en diferentes entornos y para fortalecer el proceso de identificación de problemáticas desde lo económico, lo social y lo ambiental, siempre partiendo de una pregunta esencial: cómo lograr que el agua sea decisiva en el ordenamiento y en la adaptación al cambio climático”, explicó la profesional.

A este llamado se sumaron voces del territorio. Luz Edilma Liberato Tautiva, representante legal de la Corporación Sembradoras de Identidad y presidenta del Consejo de Ruralidad, destacó el valor del diálogo social para construir rutas comunes entre comunidad y entidades. Expresó que estos encuentros permiten “recoger ideas en torno a los ejes económico, social, cultural y ambiental, para avanzar hacia un plan de acción que responda a las necesidades reales del campesinado”.

Advirtió, además, sobre la urgencia de atender problemáticas como la expansión urbana ilegal que afecta a varias veredas, al señalar que “este crecimiento desordenado incrementa los riesgos sobre el recurso hídrico y agrava los efectos del calentamiento global para la ciudad y sus acueductos comunitarios”.

Desde Conservación Internacional, Octavio Alberto Rodríguez Ortiz, profesional del equipo social del proyecto, resaltó que estos diálogos son el punto de partida para consolidar una visión compartida de gestión ambiental. Indicó que el propósito es “empezar a conversar sobre cómo se ordena el agua, o cómo el agua nos ordena a nosotros, frente a los desafíos climáticos que ya vivimos”.

Además, anunció que este proceso continuará con un segundo gran encuentro que buscará involucrar a tomadores de decisiones y avanzar hacia “una gestión integral de la biodiversidad, sus servicios ecosistémicos y el reconocimiento del agua como un eje que construye sociedad y conecta voluntades”.

El proyecto interviene en cuatro zonas estratégicas:

  • Cuenca alta del río Bogotá: Villapinzón
  • Norte de Chingaza: Sesquilé, Guasca y Guatavita
  • Conectividad: Ubaque, Choachí, La Calera y Bogotá
  • Tunjuelo: Bogotá

Sus metas incluyen 14 municipios participantes, 800 hectáreas restauradas, 180 hectáreas en recuperación y 13.467 hectáreas en conservación, consolidando una hoja de ruta para la sostenibilidad hídrica y ecológica del centro del país.

Con estas acciones, la RAP-E reafirma su compromiso con el trabajo territorial, la gestión comunitaria y la consolidación de estrategias que promuevan un desarrollo sostenible, resiliente y participativo en la Región Central.

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